Tinc algunes coses per escriure: sobre les residències d’avis,
per exemple; o sobre el proteccionisme econòmic que torna; sobre el destí de
les nostres biblioteques particulars; o sobre el futbol florentí a començaments
de l’Edat Moderna. Ja ho aniré fent més endavant, hi ha temps, i també sortiran
altres temes. Avui no. Avui vull escriure del seny.
Estic
preocupat, molt. Miro de reüll les notícies; llegeixo en diagonal el
diaris; de pressa, de pressa, les xarxes socials (quina por!). Procuro, en un
exercici que sé d’evasió, entretenir-me i distreure’m amb altres coses. La impressió
que em queda d’aquestes visions no m’agrada gens.
No sé pas si la gent, tant els governants com els governats
són ben conscients del que està passant. Sembla, em sembla, potser m'equivoco,
que s’ho miren com una “batalleta” més de la quotidianitat viscuda i no com un a
guerra destructiva que ho canviarà tot. Els economistes, alguns, continuen fent
exercicis fora de la realitat. Potser n’hi ha que amaguen el cap sota l’ala (l’entaforen
en un sot, com els estruços) per no voler veure el que saben que veurien i ho
neguen. Potser n’hi ha d’altres, atrevits, agosarats, o inconscients també, que
treuen pit (i collons!) pensant que és el moment d’atiar fort a l’adversari
(enemic?), fer-lo caure i posar-se al seu lloc. Se’ls en fot desprès regnar
sobre la misèria i la destrucció, pensen –crec que equivocadament- que el que
passi no anirà amb ells. Il·lusos!
No hay
sensatez. Quiero pensar que hay ignorancia, pero me cuesta mucho creer que esto
es así. Hay cinismo,
malevolencia, egoísmo, estupidez. Sí, mucha estupidez. Cipolla, una y otra vez, vuelve a
primera fila. Hacer daño, haciéndoselo a la vez a uno mismo. ¿Hay
alternativa a las batallas que se están librando en esta guerra? ¿Es sólo un
ejercicio de desgaste de los dirigentes actuales para sustituirlos al precio
que sea, aunque este precio lo paguen otros? ¿Tiene sentido emplazar
judicialmente a los que dirigen el frente?
Desconozco
muchas cosas de la historia. Churchill, en plena
batalla de Inglaterra, ¿Soportó furibundos ataques políticos y mediáticos sobre
sus planes de resistencia a los bombardeos nazis? ¿La población se concentró en
construir refugios subterráneos y construir aviones Spitfire?
Se decidió
el cambio al acabar la guerra, no mientras ésta estaba por ganar o perder.
Ya vendrá
el mañana después de la pandemia, si logramos superarla y no se cronifica. Entonces,
levantaremos la vista y contemplaremos el desolador panorama que se nos presentará.
Será el momento de reflexionar sobre si cometimos errores y si hubiéramos podido
evitarlos. Aunque lo más importante será no detenernos ni distraernos en llorar
sobre la leche derramada y lamernos las heridas. Lo principal será evaluar la
situación, intentar que no se vuelva a producir el desastre (aquí sí que habrá
que ir al fondo de las causa, no a las anécdotas de la gestión de las
consecuencias) y buscar por dónde podemos encontrar una salida hacia la
reconstrucción del futuro, o hacia la construcción de un futuro nuevo. Con los
elementos que tengamos, con los medios que nos hayan quedado, con las
perspectivas realistas que alcancemos a ver.
No, no podremos volver al ayer. Éste
se destruyó. Habrá que hacer cosas nuevas y de forma diferente.
Para empezar
a afrontar este nuevo futuro que viene hay que poner sensatez a la situación actual y pensar en la corresponsabilidad.
La
irresponsabilidad de la “rauxa”, de
la rabia y el odio nos pueden llevar a un paisaje de tierra quemada, a un Mad Max apocalíptico, a la
desesperación y al estallido violento, a la muerte y a la nada, que sí son de
temer.
22 de
maig
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