Des del començament de la lectura d’aquest llibre d’Orlando Figes, “La
historia de Rusia”, ed. Taurus, B-2022, he tingut el dubte de si
havia estat escrit, les seves tesis, des de la figura de Putin, un autòcrata,
cap enrere, o al revés era la història de Rússia la que configurava
la seva figura.
No obstant, el dubte té poc recorregut, és una lectura recomanable per intentar
entendre la guerra actual a Ucraïna i el paper de tots els agents implicats i la no implicació de molts altres.
“¿Cómo
acaba la historia de Rusia? ¿Hasta qué punto estará su futuro determinado por
su pasado? En muchos sentidos, el país parece atrapado en un ciclo en que la
historia se repite. El Estado autocrático se derrumbó dos veces en el siglo XX,
en 1917 y en 1991, y en ambas ocasiones volvió a renacer con una forma
distinta. Las fuerzas públicas que se activaron a partir de la crisis del
Estado han resultado demasiado débiles y estar demasiado divididas como para sostener
un Gobierno democrático. Este ha sido el patrón recurrente en toda la historia
de Rusia. El Estado autocrático se ha visto muchas veces retado por revueltas populares,
pero siempre ha conseguido restablecer su poder.”
Però qui va veure ja en el 1998 què podia passar al traspassar els
territoris de l’antic Pacte de Varsòvia
i ho va advertir: “seria un tràgic error”, va ser George Kennan, el
famós redactor del “telegrama llarg”.
“Demuestra
muy poco entendimiento de la historia rusa -lo
dijo al New York Times en 1998-. Claro que va a provocar una mala reacción
por parte de Rusia, y después (los autores de la expansión de la OTAN) nos dirán
que ya nos habían advertido de que así son los rusos, pero esto es un completo
error.”
17 d’abril.
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