26 de setembre del 2020

Primera impresión.

Sí, al recibir el pedido lo he constatado. Fue un capricho. Piqué el anzuelo de un Contubernio. No dudo de la excelencia del producto recibido ni de la buena intención de sus promotores. ¿Me dejé engatusar? Espero que no, aunque tendré mis dudas en repetir según como ande el presupuesto, el mío, evidentemente.



Me gusta el Marco de Jerez y sus vinos. Tengo muy buenos recuerdos de ambos. Los vinos cuestan de encontrar en los comercios convencionales de por aquí, a no ser los más sencillos. En Internet se puede encontrar de todo y te lo traen a casa.

Pero he tenido una decepción con la recepción de las seis botellas (+ una minucia) de la séptima entrega a la que me apunté, #Contubernio7. Quizás esta impresión a bote pronto, palo a la cartera, se disipará con su degustación. Puede que entonces sepa valorar la relación precio/calidad del producto, aunque es un tema éste que por mi ignorancia y mi relativo “parné” nunca he sabido valorar correctamente en la compra de vinos.

Los amontillados (uno de mis favoritos después del palo cortado), en botellas pequeñas, salen carísimos. Creo que compaginarán perfectamente con los “panellets” de Tots Sants (Uy, los “indepes” si ven esto: Heretgia! A la foguera!).

Un blanco a más de 25,-€ tiene que ser muy bueno y seguramente lo es. Pero hay que pensárselo mucho para comprarlo (según bolsillos, ¿bolsillos belgas?). Veremos qué tal las manzanillas. No hubiera estado mal alguno de los más subidos, pero bueno, estamos a la elección de Armando (Jo…, con el padrino), ese era el juego y la apuesta.



Si el Marco de Jerez y sus vinos tiene todavía recorrido, más allá de su historia, a estos precios tendrá que rebuscar mucho en el mercado para encontrar su nicho, y que no sea el último, allá donde el secadero.

El buen paño en arca se vende…, pero eran otros tiempos.

26 de setembre.