Sí, al recibir el pedido lo he constatado. Fue
un capricho. Piqué el anzuelo de un Contubernio.
No dudo de la excelencia del producto recibido ni de la buena intención de sus
promotores. ¿Me dejé engatusar? Espero que no, aunque tendré mis dudas en
repetir según como ande el presupuesto, el mío, evidentemente.
Me gusta el Marco de Jerez y sus vinos.
Tengo muy buenos
recuerdos de ambos. Los vinos cuestan de encontrar en los comercios
convencionales de por aquí, a no ser los más sencillos.
En Internet se puede encontrar de todo y te lo traen a casa.
Pero he tenido una decepción con la recepción
de las seis botellas (+ una minucia) de la séptima entrega a la que me apunté, #Contubernio7. Quizás esta impresión a bote pronto, palo a la cartera, se disipará con
su degustación. Puede que entonces sepa valorar la relación precio/calidad del
producto, aunque es un tema éste que por mi ignorancia y mi relativo “parné” nunca he sabido valorar
correctamente en la compra de vinos.
Los amontillados (uno de mis favoritos después
del palo cortado), en botellas pequeñas, salen carísimos. Creo que compaginarán
perfectamente con los “panellets” de
Tots Sants (Uy, los “indepes” si ven
esto: Heretgia! A la foguera!).
Un blanco a más de 25,-€ tiene que ser muy
bueno y seguramente lo es. Pero hay que pensárselo mucho para comprarlo (según
bolsillos, ¿bolsillos belgas?). Veremos qué tal las manzanillas. No hubiera
estado mal alguno de los más subidos, pero bueno, estamos a la elección de Armando
(Jo…, con el padrino), ese era el juego y la apuesta.
Si el Marco
de Jerez y sus vinos tiene todavía recorrido, más allá de su historia, a
estos precios tendrá que rebuscar mucho en el mercado para encontrar su nicho,
y que no sea el último, allá donde el secadero.
El buen paño en arca se vende…, pero eran
otros tiempos.
26 de setembre.
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