22 de maig del 2020

S’ha perdut el seny. La sensatez.


Tinc algunes coses per escriure: sobre les residències d’avis, per exemple; o sobre el proteccionisme econòmic que torna; sobre el destí de les nostres biblioteques particulars; o sobre el futbol florentí a començaments de l’Edat Moderna. Ja ho aniré fent més endavant, hi ha temps, i també sortiran altres temes. Avui no. Avui vull escriure del seny.

Estic preocupat, molt. Miro de reüll les notícies; llegeixo en diagonal el diaris; de pressa, de pressa, les xarxes socials (quina por!). Procuro, en un exercici que sé d’evasió, entretenir-me i distreure’m amb altres coses. La impressió que em queda d’aquestes visions no m’agrada gens.


No sé pas si la gent, tant els governants com els governats són ben conscients del que està passant. Sembla, em sembla, potser m'equivoco, que s’ho miren com una “batalleta”  més de la quotidianitat viscuda i no com un a guerra destructiva que ho canviarà tot. Els economistes, alguns, continuen fent exercicis fora de la realitat. Potser n’hi ha que amaguen el cap sota l’ala (l’entaforen en un sot, com els estruços) per no voler veure el que saben que veurien i ho neguen. Potser n’hi ha d’altres, atrevits, agosarats, o inconscients també, que treuen pit (i collons!) pensant que és el moment d’atiar fort a l’adversari (enemic?), fer-lo caure i posar-se al seu lloc. Se’ls en fot desprès regnar sobre la misèria i la destrucció, pensen –crec que equivocadament- que el que passi no anirà amb ells. Il·lusos!

No hay sensatez. Quiero pensar que hay ignorancia, pero me cuesta mucho creer que esto es así. Hay cinismo, malevolencia, egoísmo, estupidez. Sí, mucha estupidez. Cipolla, una y otra vez, vuelve a primera fila. Hacer daño, haciéndoselo a la vez a uno mismo. ¿Hay alternativa a las batallas que se están librando en esta guerra? ¿Es sólo un ejercicio de desgaste de los dirigentes actuales para sustituirlos al precio que sea, aunque este precio lo paguen otros? ¿Tiene sentido emplazar judicialmente a los que dirigen el frente?

Desconozco muchas cosas de la historia. Churchill, en plena batalla de Inglaterra, ¿Soportó furibundos ataques políticos y mediáticos sobre sus planes de resistencia a los bombardeos nazis? ¿La población se concentró en construir refugios subterráneos y construir aviones Spitfire?

Se decidió el cambio al acabar la guerra, no mientras ésta estaba por ganar o perder.

Ya vendrá el mañana después de la pandemia, si logramos superarla y no se cronifica. Entonces, levantaremos la vista y contemplaremos el desolador panorama que se nos presentará. Será el momento de reflexionar sobre si cometimos errores y si hubiéramos podido evitarlos. Aunque lo más importante será no detenernos ni distraernos en llorar sobre la leche derramada y lamernos las heridas. Lo principal será evaluar la situación, intentar que no se vuelva a producir el desastre (aquí sí que habrá que ir al fondo de las causa, no a las anécdotas de la gestión de las consecuencias) y buscar por dónde podemos encontrar una salida hacia la reconstrucción del futuro, o hacia la construcción de un futuro nuevo. Con los elementos que tengamos, con los medios que nos hayan quedado, con las perspectivas realistas que alcancemos a ver.



No, no podremos volver al ayer. Éste se destruyó. Habrá que hacer cosas nuevas y de forma diferente.

Para empezar a afrontar este nuevo futuro que viene hay que poner sensatez a la situación actual y pensar en la corresponsabilidad.

La irresponsabilidad de la “rauxa”, de la rabia y el odio nos pueden llevar a un paisaje de tierra quemada, a un Mad Max apocalíptico, a la desesperación y al estallido violento, a la muerte y a la nada, que sí son de temer.



22 de maig